Historia del edificio.
Con motivo de la llegada del ferrocarril al pueblo, entorno al año 1900, las tierras colindantes a la estación fueron adquiridas por habitantes de la zona para darles un uso principalmente agrícola. Hacia el año 1920 la casa llegó a manos de la familia Guerra, principales accionistas de las minas de hierro explotadas en la zona. «Los Guerra» se convirtieron así en los dueños de esta casona «compuesta de ocho habitaciones de planta baja, corredor, patio y corral, y ocho de planta alta con azotea».